Foto de Nathan Dumlao en Unsplash
En la entrada "El poliamoroso en hoovering" enlisté unas señales que a MI me indican que alguien trata de disminuir mi autoestima. (Escucha el episodio)
También hablo de mi permanencia en la decisión de terminar esa relación con el peculiar poliamoroso nocivo encubierto. Estatus: todo en paz, poliamoroso en silencio, a Dios gracias.
Y ahora quiero enfatizar varios puntos a colación de esa experiencia y de mi relato:
1) Considero que las personas no son desechables ni descartables. El hecho de que yo considere que las actitudes de una persona me hacen mal a MI no significa que obligatoriamente esa persona le haga mal a otra u otras parejas.
2) Que he aprendido que las actitudes benéficas pueden hacerle tanto mal a alguien determinado como que las actitudes nocivas pueden hacerle bien. Esto no significa que yo considere que tenemos luz verde para ir dañando a voluntad a las personas. Significa que he visto cómo a veces a una persona le hace sufrir constatar en los demás actitudes buenas, positivas y benéficas porque piensa que nunca podría llevarlas a cabo y no se cree capaz de aprender cómo hacerlo. De la misma forma, he visto cómo personas de noble corazón crecen y Dios hace que las actitudes nocivas que las enfrentan o desafían, se conviertan en aprendizaje y fortaleza para ellas. Pero refiriéndome a permanecer en una relación, entiendo que el futuro de una pareja se trata más de una compatibilidad en el entendimiento y en la capacidad de resistirse o adaptarse que de ser buenas personas de inmaculado e intachable comportamiento. Y cada cabeza es un mundo.
Por todo esto, sostengo que ninguna persona carece de futuro romántico sólo porque no fué compatible con una servidora. Sólo cuento cómo fué que CONMIGO ese futuro romántico quedó descartado.
Te recuerdo que creo que cada uno de nosotros somos directamente responsables de nuestro bienestar individual, solteros o en pareja por lo que si detectamos oportunamente alguna irregularidad que nos alerte de un futuro nocivo a nivel personal tenemos derecho a tomar las decisiones que nuestra consciencia nos dicte, que pueden ir desde atravesar un periodo de indagatoria (si necesitas mayores elementos que te indiquen en donde estás) hasta suspender sin mayor razón una relación independientemente de su nivel incipiente o arraigado. Y si te sientes confundida o devaluada, asiste a terapia profesional, es la herramienta más adecuada y puede ser de gran ayuda.
Así que mi experiencia de hoy te ayudará a discernir una "trampa" en la que nuestra mente cae y entonces nos hace creer que aun debemos dar un tiempo más en una relación que amenaza tu estabilidad emocional o integral, independientemente de la intención clara u oculta de la pareja o prospecto. No hay como la información, saber qué es lo que nos ocurre y saber por qué nos ocurre así. Y no, no se trata de que carezcas de autoestima, no eres tonta, no estás "urgida" ni mucho menos "desesperada", es una trampa en la que caemos por un hermoso funcionamiento natural que debería siempre ser tratado con amor y respeto, sin embargo, no estamos en un mundo de fantasía y lo que hay que estar es muy despiertas y conscientes de cómo funciona nuestro perfecto cuerpo.
Un día, siendo muy inexperta románticamente pero ya mostrando los signos de la osadía con la que me he seguido conduciendo a lo largo de mi vida, un amigo me sacó a bailar en un ambiente familiar. Inofensivo, ¿no? No podría explicarles cuánto me desagradó tener que pararme de la mesa a bailar con él respondiendo al clásico ánimo de los más viejecitos de la mesa. Si tu abuela te anima no puede ser tan malo.
Sí fué tan malo como yo advertía.
Sí era muy inexperta pero también muy pura en mis sensaciones y percepciones.
Me incomodaba gustarle tan así... ¿así cómo? Así tan de la nada y tan dispar en la edad...
- "Oye, si alguien se quiere pasar de listo contigo, me dices y yo "le rompo su ma...ndarina en gajos". (Hasta la fecha ignoro qué mensaje trataba de dar con esa frase pero se me quedó grabada).
Pasaron unos meses y mi sensación de desagrado hacia el personaje perduraba. Eso era claro: NO me gustaba.
Pero estaba distraída en una ocasión y me robó un beso. Un beso bien. Corto pero apasionado. ¡Oh, sorpresa! A raíz de ese día me empezó a resultar mucho menos desagradable.
Tres veces más de contacto parecido y yo ya no sentía ningún nivel de desagrado hacia él.
Terminé profundamente enamorada envuelta en una relación pasional que no tenía ni pies ni cabeza.
¿Qué pasó ahí? ¿Estaba loca? Nada de eso. Estaba respondiendo a los efectos químicos que desata el contacto físico a nivel afectivo. Y estaba muy pura, muy fresca, sin saldos emocionales, sin mañas adquiridas ni observadas.
Con todo en mi cuerpo y en mi mente funcionando a la perfección, esas oportunidades de acercamiento íntimo predispusieron mi corazón a la apertura y se lo entregaron en charola de plata.
El problema de esa reacción originada desde lo biológico no radica en sentirnos enamoradas o en enamorarnos. Radica en la duración de la creencia que es una relación destinada y el amor de tu vida porque no puedes sacarlo de tu corazón. ¿Por qué sacarlo de tu corazón si la química se da de manera tan eficaz? Es simple: la compatibilidad química no tiene nada que ver con los valores ni con la voluntad de amar a alguien.
Pero ¿cómo lo vas a sacar de tu corazón si tu mente no le da la información que necesita?
El pobre corazón está engañado haciendo subsistir la sensación de que nunca podrías sentir con nadie más lo mismo que con él y de que si es así, es porque están destinados, porque son uno para el otro (pero ¿cómo serían uno para el otro si -metafóricamente hablando- el es un zapato y tu eres una cabeza?)
La realidad es que yo no sabía que la intensidad del vínculo afectivo estaba respirando artificial e indefinidamente por un vínculo aún más intenso: el físico.
Hay cientos de artículos al respecto con temas como #contactofisicoysexualidad #afectividad y #vidasexual #químicadelamor #oxitocina #hormonadelamor
Consulta todo lo que puedas al respecto y entérate: Si esa relación te hace sufrir es por una sóla razón: te hizo disfrutar. ¿Quieres que te deje de hacer sufrir? Corta y suspende el contacto físico. Va de nuevo porque lo dije con un tono de picardía. Podemos probar a disfrutar a la persona en todos los aspectos y si eso sucede, entonces proceder a permitirse ambos disfrutar en TODOS los aspectos.
La razón por la que sigues dándole una oportunidad más a una relación que te está alertando de daños emocionales o integrales, es porque el contacto físico o íntimo continúa. Y al continuar ese contacto, tus hormonas van a dictarte que él te ama, vas a sentir cómo te transmite amor y fuerza, vas a notar claramente cómo él siente lo mismo. Pero ¿qué crees? La realidad es que si él no es apasionado para tratarte en todos los aspectos como en el íntimo, entonces no eres ese motor de su amor como tú crees que percibes de él, porque no es algo que venga de él. Sino que viene de tu mente entrampada.
Esos sentimientos están alimentados por tu mente y es la única razón por la que sufres cuando esperas contar con él pero no está para tí con la misma disposición que está para besarte o abrazarte.
Otro evento que corresponde a un efecto químico, resulta que el hecho de pensar en él o ella como la primera persona a la que deseas recurrir y de la que deseas sentirte apoyada en un momento difícil también corresponde a las hormonas liberadas del contacto sexual en general. Mágico, ¿verdad? No es la única manera en la que podemos predisponernos a mantener una relación creyendo que es nuestro pilar amoroso, no; hay otras maneras, pero esta es la más común, inevitable y natural. Por eso muchos hombres consideran la pasión como la clave infalible para enganchar a una mujer a una relación que no es lo que ella quiere, merece ni espera.
Es tan hermoso lo que un hombre puede despertar en una mujer que hay que tener una gran consciencia de todo esto que sucede. A ellos también les pasa... El amor es bonito, es natural, sólo hay que estar dispuestos a vivirlo con esa persona ala que conozcas bien y con la que seas compatible. Suena utópico... Pero tal vez las nuevas generaciones nos sorprendan dándonos lecciones de romance. Tal vez no, no hay que presionarlos.
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